Se sabe que la luz azul, particularmente la de las pantallas digitales, interfiere con el ciclo natural de sueño-vigilia del cuerpo, o ritmo circadiano. Por la noche, la exposición a la luz azul puede suprimir la producción de melatonina, la hormona que le indica al cuerpo que se prepare para dormir. Esta supresión puede provocar dificultades para conciliar el sueño, alteraciones de los patrones de sueño y, en general, una peor calidad del sueño. Además, la luz azul contribuye a la fatiga visual digital, lo que puede causar molestias y provocar problemas oculares más graves con el tiempo.